TU MIRADA
Podrías morir en diez o quince
ocasiones,
pero te reconocería en
cada una de tus reencarnaciones.
Puedes el dorado de tu
preciosa mirada perder,
pero distinguiría las
joyas de tus ojos, aún si las llevara un mercader.
Se puede plegar la bella
tela que cubre tu esqueleto,
que aunque pasaran mil
años te podría ver a través de lo cubierto.
Puedes cambiar tu nombre,
tu acento o en la miseria navegar,
pero esos ojos de belleza
sin igual no me podrías ocultar.
Puedes transformarte en un
recuerdo o vivir como mendigo,
que aun así te encontraría
dondequiera que te encuentres escondido.
Bajaría ágilmente la arena
del desierto en torbellinos,
que en quienquiera te conviertas
reconocería tu mirada
si es que acaso se cruzara
en mi destino.